"... Y una vez que halla encontrado la espada perfecta saldré a buscarte. Es que
ciertamente ya me estoy cansando de esperar. Y cuando me parece verte entre la
nebulosa del antiguo mundo, te me escurres como el agua entre mis dedos, a no
comprendo tus señales. Me engaño creyendo que te he encontrado, pero solo es que
estoy rodeada de falsas ilusiones que se disuelven luego en la oscuridad de la
noche.No juegues conmigo, o más bien, juguemos, peleemos, ¡Aguantá luego!
Después no te quejes, pero te digo que me estás rompiendo el corazón..."
Fue el primer día que pasamos fuera del cuidado de las Torres. Estamos tras el restro del Caballero, sabemos que está herido: hay sangre entre las hojas. Nos hemos tenido que proporcionar nuestro propio alimento, y hemos tomando agua de rocío que había quedado atrapada en las grandes plantas. Vemos la Ciudad de las Torres todavía cerca, pero nadie nos ha detenido. Al ser nosotras las Princesas, hemos pactado nuestra salida con el Gran Dragón que protege la entrada. En verdad es muy amigabla, solo cumple con su deber... los Príncipes deben luchar por nosotras, conquistarnos, sacarnos de las filosas pero inofensibas garras del Dragón.
(el Gran Dragón de la Ciudad de las Torres)
Le hemos prometido que si llegaramos a necesitarlo lo llamaríamos, y que si nuestros Príncipes aparecían, los presentaríamos ante él. Él se encargaría del resto.
De esta forma, en acuerdo silencioso con nuestro protector Dragón, emprendemos esta fantástica aventura...
CONTINUARÁ...
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