Finalmente lo encontramos. Estaba sentado a orillas de un río que atravezaba ciudades y bosques, en un fluir constante de agua. Apenas nos vió, ocultó su herida y nos sonrió. Yo le respondí la sonrisa con desconfianza. Por suerte tenía mis pergaminos y mi pluma a mano, y por las noches que pasamos a su lado, pude escribir tranquila. La primera noche fue estrellada, y un suave rocío me llenó de brillos el cabello mientras escribía. A mi lado, La Princesa de la Torre Cercana dormía como un ángel, aunque sabía que su mente había volado ya lejos, a ocupar su cuerpo en el mundo terreno.
"Tal vez no seas quien me va a ser feliz, pero aunque ser amada me alegraría realmente, ver a la persona que quiero feliz también me haría snreir. Sé que todavía estoy bajo este maldito hechizo, caminaré por la vida con él encima hasta que encuentre mis armas, ¡Y a quién atacar!"
Al día siguiente, sin embargo, la relación con el Príncipe fue frívola y distante. Se sentó lejos de nosotras y no respondió a mis palabras. Temí acercarme de nuevo al atardecer, y le conté mis penas a mi amiga. Además, mi ángel había desaparecido y no podía llegar hasta él con la mente. Fue muy doloroso... finalmente, en los pergaminos arrugados encontré un alivio al escribir lo que sentía.
"Y ahora actúas como si nada. ¿Ya pasó? ¿se acabó? Simplemente se han secado las hojas, se marchitaron las flores de la primavera, y ahora todo está tan frío... son copos de nieve, los has dejado caer sobre mi cuerpo inerte..
yace entre las nieves..."
"Y luego, como si nada, un fuego se encendió y ahora temo quemarme..."CONTINUARÁ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario